Vender o liquidar Pemex

Pemex es una pesadilla para México. Representa un resumidero inútil de recursos del erario. Despilfarra y devora la renta petrolera de la Nación. Es un enorme factor de riesgo para las finanzas públicas. Acumula una gigantesca deuda que recae sobre todos los contribuyentes. Su calificación crediticia va a la baja. Genera un colosal pasivo laboral. Es nido de corrupción e ineficiencia. Es un improductivo fetiche de un trasnochado culto nacionalista. Desperdicia hidrocarburos valiosos (gas natural) quemándolos o venteándolos en la atmósfera contribuyendo ostensiblemente al calentamiento global. Hace sufrir al país por crecientes accidentes, derrames y riesgos industriales. Es responsable de la emisión de más del 12% de los gases de efecto invernadero de México. Genera volúmenes gigantescos de contaminantes (SOx, PM2.5) que atentan contra la salud. Bloquea políticas públicas de transición energética. Contamina ríos y mares. Es incapaz de competir con petroleras multinacionales y carece de tecnología para acceder a yacimientos en el mar profundo. Su producción de crudo decae. También la producción de gasolinas y diésel. Cada vez genera más combustóleo en refinación, lo que implica pérdidas y contaminación cada vez mayores.

Medio ambiente, reconstrucción 2024

Desde 2018, México ha sufrido un dramático proceso de desmantelamiento institucional y de políticas ambientales, así como de regresión energética y de ruptura de compromisos internacionales, al igual que la degradación de la participación de nuestro país en foros e instancias multilaterales. Los presupuestos fueron recortados de manera incapacitante, personal técnico y directivo con amplia experiencia fue despedido, e instituciones completas y fideicomisos fueron desaparecidos. Organismos autónomos del Estado han sido capturados, y se han bloqueado proyectos e inversiones en energías limpias. Los combustibles fósiles han sido privilegiados, lo que ha provocado mayores daños a la salud, y emisiones de gases de efecto invernadero, además de costos más altos en el sector energético, y pérdidas crecientes en empresas productivas del Estado.

Infierno plástico

Los plásticos se crean, se consumen, y se usan en cadenas de valor, o circuitos económicos que permanecen abiertos, por lo que son arrojados al medio ambiente. Esto, por falta de instituciones, mercados, precios, normas formales e informales, y/o regulaciones que los cierren. Significa una atroz falla de mercado. Las empresas que producen o usan plásticos en empaques, envases y embalajes se desentienden de su destino y consecuencias finales, y simplemente, transfieren los costos a los gobiernos locales y a la sociedad presente y futura. Desde 1950 a la fecha, más de 8,300 millones de toneladas de plásticos han sido manufacturadas en el mundo. Incluyen, principalmente, PET (Tereftalato de Polietileno), polietileno de alta y baja densidad, polipropileno, poliestireno, y PVC.

Catástrofe climática, indiferencia ¿por qué?

Hay que preguntar directamente por qué no actuamos ante la evidencia cada vez más abrazadora y trágica del calentamiento global. No son suficientes las estadísticas de temperatura extrema, ni las tendencias evidentes de su escalamiento exponencial (el “Palo de Hockey” de Mann, Bradley y Hughes). Tampoco, las consecuencias catastróficas que se proyectan con miles de muertes por calor y deshidratación, además de tormentas de fuego infernales por incendios forestales masivos, aire saturado de partículas tóxicas, mares hirvientes, elevación desastrosa en los niveles del mar, inundaciones bíblicas, muerte masiva de corales, desaparición de glaciares y del hielo en el Ártico, derretimiento de la Antártida y Groenlandia, sequías y hambrunas apocalípticas, y la alteración de corrientes marinas y sistemas de circulación atmosférica, que transformarán radicalmente el clima de la Tierra, provocando con ello cientos de millones de refugiados climáticos.

Frente Amplio Va por México. Mi exposición de motivos y propuesta

México atraviesa por una situación crítica, sin precedente en su historia moderna. Un gobierno populista que es conducido con base en falsedades, agresiones mediáticas y manipulación de la opinión pública, promueve la división, la polarización y el enfrentamiento en la sociedad. Rodeado de ineptitud y corrupción, ha concentrado un poder casi absoluto, y ha militarizado al país, otorgándole a las Fuerzas Armadas una amplia gama de negocios y responsabilidades ajenas a su función constitucional. El gobierno ha entrado en una cohabitación tácita con bandas criminales, concediéndoles el control de una gran parte del territorio nacional, habiéndose llegado a niveles récord de violencia con casi 160 mil asesinados en los últimos cuatro años. Se ha arraigado un fenómeno de delincuencia social o de insurgencia criminal, donde el crimen organizado se ha dado a sí mismo base social al insertarse en pueblos, comunidades y colonias. Los cuerpos de seguridad del régimen, la propia Guardia Nacional militarizada, y las Fuerzas Armadas son ostensiblemente incapaces de combatir al crimen.

Comunidades indígenas; conservación de bosques y captura de carbono

Distintos tipos de propiedad de la tierra tienen una incidencia diferente en la conservación y uso sostenible de bosques y selvas, en la biodiversidad, y en emisiones y captura de carbono. Propiedad pública, propiedad privada individual o propiedad colectiva de bosques y selvas pueden generar distintos resultados. En países desarrollados, donde hay una vigencia plena del estado de derecho y una institucionalidad sólida, la propiedad pública en conjunción con la declaratoria de Áreas Naturales Protegidas, básicamente Parques Nacionales, funciona casi de manera infalible. Esto ocurre notablemente en los Estados Unidos, donde alrededor del 35% de territorio nacional es de propiedad pública. A su vez, y en general, la propiedad privada de bosques y selvas es capaz de promover la conservación, siempre y cuando la renta generada por su aprovechamiento sostenible sea mayor al costo de oportunidad, es decir, a los beneficios de remover la vegetación forestal para dedicar la tierra a la agricultura, a la ganadería o al desarrollo urbano.

Calor extremo, sequía, Celdas de Hadley y cambio climático

El cambio climático ha pasado de ser una preocupación de científicos y ambientalistas, a experiencias cotidianas perturbadoras para miles de millones de personas. Como sabemos, es provocado por emisiones de bióxido de carbono (CO2), fundamentalmente, por la quema de combustibles fósiles, así como por la deforestación, y por otros gases de efecto invernadero. El CO2 absorbe la radiación infrarroja de la Tierra e impide que se disipe en el espacio. Esto causa el calentamiento de la atmósfera, de los continentes y de los océanos, y, en consecuencia, alteraciones profundas en los procesos de circulación atmosférica, en corrientes marinas, en temperatura y acidez de los mares, y en tormentas y huracanes, además de provocar el derretimiento de glaciares en la Antártida y Groenlandia, y la elevación consecuente del nivel del mar (además de su expansión térmica). Hoy en día, la temperatura promedio del planeta ya ha aumentado casi 1.5°C desde épocas preindustriales. Un incremento mayor a 2°C tendría consecuencias catastróficas, según nos advierte la ciencia.

Prohibir la pesca es bueno para la pesca (y para los ecosistemas marinos)

Los océanos del mundo están siendo saqueados aceleradamente por la pesca industrial. Casi el 90% de las pesquerías se encuentran en niveles máximos de explotación o en proceso de colapso, y con ellas, ecosistemas marinos vitales. Se sabe que Áreas Protegidas Marinas (APM) con prohibición total o parcial de pesca (en este segundo caso, sólo permitida a pescadores artesanales ribereños) son tal vez la única esperanza de salvar a los mares del planeta. Lo que se sabe menos, es que la prohibición de pesca es también la única alternativa para salvar a la pesca de sí misma. Distintas investigaciones científicas han demostrado en los últimos años que las APM con prohibición de pesca son capaces de restaurar ecosistemas y pesquerías con rapidez, y permitir mayores niveles de captura fuera de sus límites. Esto, por el efecto de “derrame” (spillover effect), a través del cual poblaciones protegidas de animales marinos restablecen altas tasas reproductivas y de reclutamiento, y mayores tallas, que se “exportan” fuera de las APM.

Por un Impuesto Climático (Carbon Tax) a los Combustibles Fósiles

El calentamiento global es una externalidad; esto es, la transferencia de un costo desde actores y actividades privadas a toda la colectividad humana y no humana presente y futura. Es una brutal falla de mercado, que impacta uno de los bienes públicos vitales del planeta: el clima. Los consumidores, empresas y gobiernos disfrutan de los beneficios generados por los combustibles fósiles, pero trasladan a otros sus consecuencias negativas. Es una falla que debe corregirse para evitar consecuencias colectivas catastróficas, internalizando el costo del calentamiento global en quienes lo provocan. El que contamine, que pague. ¿Cómo? Imponiendo un precio a las emisiones de CO2 que equivalga al costo ambiental y climático que generan, a través de un impuesto (Carbon Tax), o de un mercado de carbono. Esto hará que se reduzcan las emisiones en función de la magnitud del impuesto (o del precio de mercado del CO2), y que se desarrollen las mejores alternativas energéticas con la misma métrica. Un precio adecuado al CO2 es la solución preferida de los economistas liberales o neoclásicos para enfrentar el calentamiento global: sencilla, eficiente, transparente, elegante, y eficaz.

Delincuencia y Territorio, el Fracaso de la Guardia Nacional

El control del territorio nacional por parte del crimen organizado, su fortalecimiento, y diversificación de las actividades delictivas, si bien empezó a manifestarse en años anteriores, se ha profundizado gravemente desde 2019. Esto, ante la capitulación abierta, complicidad, incapacidad o ineptitud de los aparatos gubernamentales de seguridad, destacadamente, la Guardia Nacional. En los primeros cuatro años del gobierno del presidente López se ha acumulado un récord de casi 160 mil asesinatos, sin contar un número indeterminado de desapariciones, o de homicidios sin cuerpo de delito. Esto representa un incremento de 90% con respecto a las cifras registradas en los primero cuatro años del gobierno del presidente Calderón. Los carteles de la droga han logrado evolucionar exitosamente. De traficar esencialmente con mariguana, heroína y cocaína en los años 80´s han mutado al tráfico de drogas sintéticas letales como el fentanilo (cuyos precursores se importan de China), y las metanfetaminas. El negocio del fentanilo es increíblemente rentable, lo que permite al crimen financiar su crecimiento en espacios cedidos por el gobierno. (“Abrazos, no Balazos”).