Prohibir la pesca es bueno para la pesca (y para los ecosistemas marinos)

Los océanos del mundo están siendo saqueados aceleradamente por la pesca industrial. Casi el 90% de las pesquerías se encuentran en niveles máximos de explotación o en proceso de colapso, y con ellas, ecosistemas marinos vitales. Se sabe que Áreas Protegidas Marinas (APM) con prohibición total o parcial de pesca (en este segundo caso, sólo permitida a pescadores artesanales ribereños) son tal vez la única esperanza de salvar a los mares del planeta. Lo que se sabe menos, es que la prohibición de pesca es también la única alternativa para salvar a la pesca de sí misma. Distintas investigaciones científicas han demostrado en los últimos años que las APM con prohibición de pesca son capaces de restaurar ecosistemas y pesquerías con rapidez, y permitir mayores niveles de captura fuera de sus límites. Esto, por el efecto de “derrame” (spillover effect), a través del cual poblaciones protegidas de animales marinos restablecen altas tasas reproductivas y de reclutamiento, y mayores tallas, que se “exportan” fuera de las APM.