Calor extremo, sequía, Celdas de Hadley y cambio climático

El cambio climático ha pasado de ser una preocupación de científicos y ambientalistas, a experiencias cotidianas perturbadoras para miles de millones de personas. Como sabemos, es provocado por emisiones de bióxido de carbono (CO2), fundamentalmente, por la quema de combustibles fósiles, así como por la deforestación, y por otros gases de efecto invernadero. El CO2 absorbe la radiación infrarroja de la Tierra e impide que se disipe en el espacio. Esto causa el calentamiento de la atmósfera, de los continentes y de los océanos, y, en consecuencia, alteraciones profundas en los procesos de circulación atmosférica, en corrientes marinas, en temperatura y acidez de los mares, y en tormentas y huracanes, además de provocar el derretimiento de glaciares en la Antártida y Groenlandia, y la elevación consecuente del nivel del mar (además de su expansión térmica). Hoy en día, la temperatura promedio del planeta ya ha aumentado casi 1.5°C desde épocas preindustriales. Un incremento mayor a 2°C tendría consecuencias catastróficas, según nos advierte la ciencia.