Por un Impuesto Climático (Carbon Tax) a los Combustibles Fósiles

El calentamiento global es una externalidad; esto es, la transferencia de un costo desde actores y actividades privadas a toda la colectividad humana y no humana presente y futura. Es una brutal falla de mercado, que impacta uno de los bienes públicos vitales del planeta: el clima. Los consumidores, empresas y gobiernos disfrutan de los beneficios generados por los combustibles fósiles, pero trasladan a otros sus consecuencias negativas. Es una falla que debe corregirse para evitar consecuencias colectivas catastróficas, internalizando el costo del calentamiento global en quienes lo provocan. El que contamine, que pague. ¿Cómo? Imponiendo un precio a las emisiones de CO2 que equivalga al costo ambiental y climático que generan, a través de un impuesto (Carbon Tax), o de un mercado de carbono. Esto hará que se reduzcan las emisiones en función de la magnitud del impuesto (o del precio de mercado del CO2), y que se desarrollen las mejores alternativas energéticas con la misma métrica. Un precio adecuado al CO2 es la solución preferida de los economistas liberales o neoclásicos para enfrentar el calentamiento global: sencilla, eficiente, transparente, elegante, y eficaz.