Vender o liquidar Pemex

Pemex es una pesadilla para México. Representa un resumidero inútil de recursos del erario. Despilfarra y devora la renta petrolera de la Nación. Es un enorme factor de riesgo para las finanzas públicas. Acumula una gigantesca deuda que recae sobre todos los contribuyentes. Su calificación crediticia va a la baja. Genera un colosal pasivo laboral. Es nido de corrupción e ineficiencia. Es un improductivo fetiche de un trasnochado culto nacionalista. Desperdicia hidrocarburos valiosos (gas natural) quemándolos o venteándolos en la atmósfera contribuyendo ostensiblemente al calentamiento global. Hace sufrir al país por crecientes accidentes, derrames y riesgos industriales. Es responsable de la emisión de más del 12% de los gases de efecto invernadero de México. Genera volúmenes gigantescos de contaminantes (SOx, PM2.5) que atentan contra la salud. Bloquea políticas públicas de transición energética. Contamina ríos y mares. Es incapaz de competir con petroleras multinacionales y carece de tecnología para acceder a yacimientos en el mar profundo. Su producción de crudo decae. También la producción de gasolinas y diésel. Cada vez genera más combustóleo en refinación, lo que implica pérdidas y contaminación cada vez mayores.