Liquidar o Privatizar Refinerías de Pemex

Para el presidente López, el petróleo es una obsesión. Por ello, en vez de lanzar a México a la revolución energética e industrial del siglo XXI, lo ha tratado de empujar a un pasado irrecuperable de predominio de los combustibles fósiles. Sin embargo, no sólo ha fracasado rotundamente en la extracción de crudo, que se ha desplomado durante su gobierno de poco más de 1.8 millones de barriles diarios, a menos de 1.6 millones de barriles diarios, sino también en refinación. El presidente López pretende la autosuficiencia en gasolinas, según él, con la finalidad de aislar el precio doméstico de los precios internacionales, para ofrecer en México combustibles automotrices artificialmente baratos. (No conoce el concepto de “Costo de Oportunidad”). Pretende así subsidiar a los vehículos de combustión interna y a sus propietarios, los grupos más ricos de la población. Intenta incrementar la refinación de petróleo en refinerías de PEMEX que no están configuradas para el crudo pesado mexicano, mientras construye una absurda nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. El resultado son pérdidas de más de 37 USD por barril refinado en nuestro país, y la generación de más de 30% de combustóleo por barril refinado, combustible residual, altamente contaminante, el cual se quema a altísimos costos en las termoeléctricas de CFE, habiendo el gobierno bloqueado la generación de electricidad en plantas privadas de energías limpias y baratas.