El gobierno del presidente López ha sido un fracaso absoluto y generalizado, lo que se suma al desmantelamiento o captura de instituciones, violaciones flagrantes e impunes a la ley, daños patrimoniales astronómicos a la Nación, y siembra cotidiana de rencores, división y polarización, además de agresiones y ataques virulentos y continuos a periodistas y opositores.
En seguridad el panorama es devastador. La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes en 2020 fue de 29.2 (la más alta en el último medio siglo), con 106,742 asesinatos en 3 años de gobierno. El crimen organizado se ha asentado como actor dominante en vastas regiones del país. El Estado se repliega catastróficamente.
En los últimos tres meses la economía se contrajo 0.1%, y las expectativas de crecimiento para 2022 cayeron de 4% a 2.0%. Se trata de una de las recuperaciones económicas más lentas y frustrantes en el mundo después de la pandemia. La formación bruta de capital fijo en 2020 tuvo un declive 4 veces mayor que en 2019. De 2018 a 2021 la Inversión extranjera directa, en el rubro de nuevas inversiones se ha desplomado 16.5%. Con ello, se colapsan las posibilidades de crecimiento económico para los próximos años. En enero la inflación fue de 7.07% (tasa anualizada), la más alta en 20 años. La pobreza se ha disparado; es el sexenio de la pobreza. Entre 2018 a 2020 se registraron 4 millones de nuevos pobres, y 2 millones más en pobreza extrema. (Coneval).
El Seguro Popular fue destruido dejando en el desamparo a más de 50 millones de personas. Destrucción institucional, recortes e ineptitud han provocado desabasto de medicamentos en el 90% de los hospitales públicos, e incluso en el sector privado. Casi 3 mil niños con cáncer han fallecido por falta de medicamentos. La carencia impacta a prácticamente todos los grupos terapéuticos, mientras que la pandemia ha dejado casi 700 mil muertes adicionales. México ocupa el tercer sitio mundial en mortalidad por COVID por cada 100 mil habitantes.
La política exterior pasa por el momento más negro. Las agresiones a España, la abyección vergonzosa ante Trump, el alineamiento con las peores dictaduras de América latina, los ataques a la OEA, la designación de personas ostensiblemente incompetentes como embajadores, el conflicto con Panamá, participación ridícula y absurda en foros y encuentros internacionales, y la frivolidad diplomática, incapacidad, improvisación y fanatismo ideológico llenan de oprobio a nuestro país.
La educación está sumida en el desastre, después de haberse destruido la Reforma Educativa. Se ha entregado de nuevo la educación pública a mafias sindicales; desapareció el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa. Los titulares de la SEP han brillado por su ineptitud, colusión con mafias, y corrupción (como la extorsión en Texcoco por parte de Delfina). Se destruyó el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa, y la situación de las escuelas públicas es desastrosa. Se adoctrina a los niños con ideologías tóxicas en nuevos libros de texto, defectuosos y dogmáticos. La embestida contra la ciencia, los científicos, los Centros Públicos de Investigación, y becarios es algo demencial y no tiene precedentes.
La corrupción es rampante, con los hermanos y otros parientes del presidente López, Bartlett, el propio hijo del presidente en Houston, y contratistas y empresarios con conflictos de interés y tráfico de influencias. El gobierno asigna casi el 80% de los contratos por asignación directa, sin licitación. El desarrollo de obras bajo el argumento de Seguridad Nacional atenta contra la transparencia y abre camino a la opacidad que favorece la corrupción. La militarización del país es ubicua. Se le entregan al Ejército negocios, contratos y proyectos, sin transparencia y total opacidad, algo que solo ocurre en las dictaduras más nefandas como las de Cuba, Venezuela, Nicaragua, y Corea del Norte.
En medio ambiente, el gobierno ha destruido, o incapacitado presupuestalmente a las instituciones ambientales. Ha habido recortes brutales y despidos masivos de técnicos y profesionales. Deforesta al país a través del absurdo programa “Sembrando Vida” (75 mil hectáreas anuales). Lleva a cabo proyectos absurdos y megalómanos con un gravísimo impacto ambiental, como el Tren Maya y Dos Bocas. El presidente López desapareció al Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua; ha saqueado fideicomisos ambientales y climáticos, y ha cancelado proyectos de nuevas Áreas Naturales Protegidas. Promueve una aberrante contrarreforma eléctrica que pretende privilegiar combustibles fósiles y agravar la contaminación. Somos objeto de escarnio en el concierto internacional por la violación de acuerdos internacionales como el Acuerdo de París.
El presidente López luce desquiciado, solo e incapaz, perdido en sus propias obsesiones, escándalos, ignorancia, narcicismo y resentimientos. Es El Hundimiento. (Ver la película “Der Untergang”, con Bruno Ganz, protagonista).