El AIFA en Santa Lucía es un fracaso evidente, y una manzana envenenada para el Ejército. Hoy más que nunca es imperativo retomar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en Texcoco. Los vuelos comerciales en el AIFA son a cuenta gotas y sólo producto de la extorsión y presiones políticas. El AIFA no alivia la saturación del aeropuerto actual (AICM); es un fardo financiero para el gobierno federal; no representa un nodo (hub) de aviación y no compite con los existentes en América (Atlanta, Dallas, Panamá, Miami, San Pablo); no contribuye a la competitividad de la economía; es lejano, aislado e inaccesible y no permite conexiones de vuelos nacionales e internacionales. Ofende a la inteligencia compararlo con los grandes aeropuertos recién construidos en Estambul, Panamá, Pekín y otras metrópolis. Es sólo una terminal provinciana, periférica y marginal que no representa a una Nación que quisiera estar entre las 10 primeras economías del mundo. Sólo el capricho resentido, iluminado, ignorante, populista y militarista, fue capaz de cancelar el NAIM en Texcoco. Los costos han sido gigantescos. Nunca en la historia moderna de México se le había infligido semejante daño patrimonial a la Nación, y un impacto deliberado tan brutal a su economía, que ha afectado severamente a los más pobres. Así lo muestra el trascendente trabajo de Guillermo Woo-Mora, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (Las consecuencias del pecado original: Costos económicos y distributivos de la política populista en México. 2022).
Estudios técnicos abrumadores, realizados por instituciones nacionales e internacionales de indudable prestigio dictaminaron que el mejor sitio para un gran aeropuerto en México era Texcoco, por eficiencia, cercanía y factibilidad técnica. En su máximo desarrollo contaría con seis pistas y daría servicio a cerca de 120 millones de pasajeros al año, incrementando cuatro veces la capacidad actual de AICM. Sería un aeropuerto de calidad arquitectónica inigualable (proyecto de Norman Foster) y con los más altos estándares de sustentabilidad ambiental. El presidente López, por sí, y ante sí, y pretextando una espuria consulta popular, tiró a la basura un proyecto que tenía 35% de avance, y que hoy, podría ya estar funcionando plenamente, con el terreno del actual AICM prestando valiosísimos servicios ambientales, comerciales y educativos al oriente de la CDMX. No se ha documentado un solo caso de corrupción. El NAIM en Texcoco se financiaba con aportaciones multianuales del gobierno federal donde se capturaba la plusvalía del activo y de los flujos excedentes, más créditos bancarios y emisiones de bonos verdes, que no eran deuda pública, y su repago estaba garantizado con el flujo (TUA) del aeropuerto actual y del propio NAIM en Texcoco. Era una inversión financieramente sostenible y rentable para la Nación, gestionada por una empresa paraestatal (GACM).
En su análisis, Guillermo Woo-Mora constata cómo la cancelación del NAIM en Texcoco provocó una pronunciada caída de la inversión, del consumo, en la confianza empresarial, y en la actividad industrial, y generó gran volatilidad en el tipo de cambio, además de enorme incertidumbre política y jurídica. El autor utiliza la técnica de Control Sintético (CS) con sofisticados procedimientos econométricos para México y para diversos países de América de economía similar, y construye un escenario contrafactual de crecimiento económico. ¿Qué hubiera pasado sin la cancelación del NAIM en Texcoco? (México hipotético). Un año después de la cancelación del NAIM, y antes de COVID-19, el PIB trimestral observado es 3% inferior al PIB trimestral hipotético. Tres años después de la cancelación del NAIM la actividad económica en México es entre 5.5% y 10% menor, o entre 1.04 billones de pesos y casi 1.5 billones de pesos. Al analizar el PIB per cápita, se muestra que entre 2018 y 2021 hay un impacto de al menos 10%, lo que empeora la situación de los hogares más pobres de México, sin que haya consecuencias para los más ricos. Es un terrible golpe económico y social derivado del abuso del poder político, que socializa las pérdidas entre los pobres con el objeto de afirmar la voluntad de un populista autócrata.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) estimó el costo financiero de la cancelación del NAIM en 126 mil MDP. (Otras estimaciones ubican el costo financiero en más de 400 mil MDP). Por lo tanto, el costo en términos del PIB de la cancelación del NAIM antes de COVID-19 puede ser al menos 11.6 veces mayor que el costo financiero. Algo verdaderamente criminal. La cancelación del NAIM en Texcoco es una atrocidad histórica contra la Nación. El (los) responsable(s) deberá(n) enfrentar a la justicia, y será prioridad para el próximo gobierno retomar el NAIM en Texcoco. Es imperativo hacerlo. Los daños y el vandalismo contra el NAIM son reversibles. Se tiene el mejor sitio (propiedad pública), los estudios, el proyecto, la ingeniería, la experiencia, el financiamiento, y la voluntad.