Golpe constitucional

La suerte de la Nación ha sido finalmente echada esta semana. Sin pudor alguno, en una grosera ostentación autocrática, el presidente López ha lanzado una andanada de iniciativas de reformas constitucionales, sin consulta ni negociación alguna, que apuntan a desmantelar la vida institucional del país, a concentrar el poder, a destruir los contrapesos, a troquelar nuestra Carta Magna con prejuicios y barbaridades, a desfondar las finanzas públicas, y a lanzar a México a una regresión de décadas. Sus motivaciones de fondo se desconocen, aunque puede suponerse que tienen que ver con simple vesania, rencor, ignorancia, graves limitaciones intelectuales, y/o con fanatismo narcisista, megalomanía reaccionaria, y grotescas ambiciones de trascendencia. Sicoanalistas deberán dilucidarlas. Concretar todo ello dependerá de quién tenga el control del Congreso a partir de septiembre. Sólo una oposición unida y mayoritaria podrá detener el desastre. Entre tanto, es un proyecto de perpetuación, impuesto a la candidata del presidente López, que, increíblemente, ad nauseam lo calca y respalda.