Minería Submarina, México sin Brújula

La minería es una actividad vital para la transición energética. Cobalto, manganeso, níquel, cobre, grafito, litio y tierras raras (como el neomidio, el holmio y el disprosio) son esenciales para las turbinas eólicas, paneles solares, baterías, y para una lista creciente de aparatos y dispositivos electrónicos. Puede decirse que, sin minería, son imposibles el progreso tecnológico y la lucha contra el calentamiento global. Pero, cada día es técnica y políticamente más compleja la explotación minera en tierra, dados sus impactos ambientales y sociales. (De hecho, en México, el gobierno del presidente López pretende modificar la legislación minera para restringir esta actividad, reduciendo el periodo de vigencia de concesiones de 50 a 15 años, lo que la haría inviable). Al limitarse opciones en tierra, lógicamente, las perspectivas mineras se trasladan a los océanos, lo que obliga a entender las implicaciones ambientales de la minería submarina. Es por esta razón que desde la Organización de Naciones Unidas (ONU) se construyen instituciones multilaterales de gobernanza ambiental de la minería submarina. El gobierno mexicano, ignora o desprecia el tema, lo cual se inscribe dentro de una política exterior errática y vergonzante.

Bosques Tropicales, Emergencia Nacional

Los bosques tropicales representan el más rico e importante patrimonio biológico del planeta. Han evolucionado ininterrumpidamente durante millones de años, y han logrado sobrevivir durante las épocas glaciales. Así, han desarrollado adaptaciones e interacciones asombrosas entre especies de flora y fauna, comunidades y poblaciones, y con distintos tipos de suelos y sus microrganismos, al igual que con el medio ambiente físico (precipitación, pendientes, altitud, vientos, radiación solar, temperaturas). Todo ello – que sigue siendo un tema debatido entre ecólogos – ha determinado que los bosques tropicales hayan generado la mayor diversidad biológica de la Tierra. Un ejemplo: en pocas hectáreas de bosques tropicales de montaña pueden existir más especies de árboles, mamíferos, reptiles e insectos que en el territorio de países completos del hemisferio norte. Adicionalmente, los bosques tropicales prodigan servicios ambientales, es decir, protegen cuencas hidrográficas y suelos, estabilizan el clima y los patrones de lluvia, y capturan carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis con lo que contribuyen a la lucha contra el calentamiento global.

Guerra a los Plásticos, Responsabilidad de las Empresas

El planeta se ahoga en plásticos. Trágicamente, los océanos, cauces de ríos y cuerpos de agua continentales sufren la mayor carga. En México, el problema, además, se expresa en los derechos de vía de las carreteras, que se han transformado en viles basureros lineales de plásticos: envases, empaques, embalajes, bolsas, y cubiertas de invernaderos, lo cual atestigua una gravísima ausencia de civismo y cultura del cuidado de lo público, además de la ineptitud e incuria gubernamentales. Son un reflejo fiel del estado de la Nación, pero también de un problema global. PET, polietileno de alta densidad, polietileno de baja densidad, poliestireno, polipropileno, cloruro de polivinilo (PVC), y materiales compuestos metalizados o que combinan cartón con plástico sofocan a la biósfera, intoxican ecosistemas y especies, y envilecen paisajes y espacios públicos. Todos ellos, para fines prácticos, son no degradables. Esto llegará hasta la asfixia total, a menos que se tomen medidas radicales tanto a escala internacional o multilateral, como nacional, estatal y municipal. El consumo actual de plásticos en el mundo asciende a más de 460 millones de toneladas anuales, de las cuales, cerca de 350 millones de toneladas se convierten en residuos plásticos, de ellos, alrededor de 22 millones de toneladas anuales se arrojan al medio ambiente. Los océanos del planeta reciben basura plástica en volúmenes que superan los 11 millones de toneladas anuales, a través de los ríos de Asia, América Latina, y África, volumen que se añade a las más de 150 millones de toneladas de plásticos y microplásticos, ya acumulados.

Tratado Histórico sobre Conservación de los Mares

Los desafíos más trascendentes para la humanidad en el siglo XXI se relacionan con bienes públicos globales. Esto es, con sistemas vitales del planeta que no están – ni pueden estar – bajo la jurisdicción de algún Estado ni bajo control de alguna empresa o empresas. Se trata de cosas que requieren forzosamente instituciones globales de gobernanza y regulación. Claramente, hablamos de la atmósfera y del clima de la tierra, de la biodiversidad terrestre y marina, de muchos recursos hídricos continentales, y, de los océanos. Existen ciertos tratados sobre los temas anteriores, pero, el mundo no contaba con un tratado sobre la conservación de la biodiversidad en alta mar, o en mares que están fuera de la jurisdicción de los Estados, más allá de sus mares territoriales y patrimoniales (200 millas náuticas a partir de la línea de la costa). Sobre estos espacios oceánicos se ha cernido implacablemente la “tragedia de los recursos comunes” (Tragedy of the Commons), donde, sin regulación, cada actor sobrexplota los recursos en beneficio propio sin control alguno hasta llegar a su agotamiento o extinción. Lo que es de todos, no es de nadie.

Tesla en México, Alerta

El presidente López gasta veinte mil millones de dólares de recursos públicos en una refinería (Dos Bocas) sin ningún estudio previo de factibilidad, y que nunca será amortizada, representando pérdidas cuantiosas, un pasivo astronómico y un enorme daño patrimonial a la Nación. Con ello, podría haber cuadruplicado la anunciada inversión de Tesla en Monterrey, o triplicado la capacidad total de generación de electricidad limpia (eólica y solar) en México – llevándola a 30 mil MW. Todo, mientras el mundo se desplaza vertiginosamente hacia la electrificación vehicular, y hacia las energías renovables, ambos, pilares en la lucha contra el calentamiento global. La generación de electricidad y los vehículos de combustión interna constituyen la principal fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el planeta. Los vehículos eléctricos (VE), en contraste, no tienen emisiones contaminantes directas, y las indirectas (por la generación de electricidad), en todo caso, pueden ser también cero, o mucho menores a los vehículos de combustión interna (VCI). Adicionalmente su costo nivelado de adquisición, operación y mantenimiento es menor; su eficiencia termodinámica (70%) es mucho mayor que la de los VCI (15%), y su aceleración es considerablemente más ágil gracias al elevado torque instantáneo de los motores eléctricos, además de que prescinden de caja de velocidades y embrague (clutch).