“Sembrando Vida” es un aberrante fracaso. Carece de objetivos claros y medibles, tiene un pésimo diseño y reglas de operación. Su costo es altísimo, y nulas o negativas sus ventajas en materia de biodiversidad, servicios ecosistémicos y captura de carbono, además de que sus beneficios económicos son inciertos y/o insignificantes. No hubo una valuación costo/efectividad con respecto a otras opciones de gestión y recuperación de tierras, especies y ecosistemas. El porcentaje de supervivencia de plantas es bajísimo, no tiene un monitoreo creíble, ni geo-referenciación de parcelas, ni un padrón confiable de beneficiarios. La motivación de “Sembrando Vida” es esencialmente clientelar y político-electoral; se trata sólo de una ocurrencia ignorante y soberbia. Su presupuesto asciende a 28 mil millones de pesos en 2022, o sea, ¡35 veces más que el presupuesto de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas! Y lo peor: es un incentivo perverso a la deforestación que anualmente puede provocar la destrucción de más de 70 mil hectáreas de bosques y selvas, o acahuales.
Los objetivos de cualquier programa de regeneración forestal deben centrarse en la recuperación de la biodiversidad y de servicios ecosistémicos fundamentales, restablecimiento de condiciones productivas, captura de carbono, protección de cuencas hidrográficas, y conservación de suelos. El mundo y México requieren de la restauración forestal de cientos de millones de hectáreas. La reforestación a gran escala o en pequeñas parcelas exige de grandes inversiones, y los beneficios en términos de biodiversidad son escasos, aunque pueden generarse beneficios económicos importantes, sobre todo en grandes plantaciones de alto valor comercial. Tales plantaciones de una sola especie crean ambientes virtualmente estériles, equivalentes a desiertos con árboles; a menos que se intercalen con parcelas o corredores de vegetación natural. Plantar árboles para reforestar no es la mejor forma de recuperar la biodiversidad y los ecosistemas forestales. Cavar hoyos en la tierra para introducir plántulas producidas en viveros es una forma ineficiente y contraproducente de hacerlo. Además, de ser muy costoso.
Es mucho más efectivo y eficiente dejar que la naturaleza haga el trabajo, que los árboles crezcan por sus propios medios, y que los ecosistemas forestales se restauren a sí mismos. Esto, particularmente, cuando los suelos no están aún extremadamente degradados, y cuando existen parches cercanos de vegetación forestal natural. El viento, los insectos, aves y mamíferos dispersan las semillas desde los parches naturales para colonizar las áreas deforestadas, y así arrancar un proceso de regeneración natural que sigue una secuencia denominada sucesión ecológica. (En el trópico, esto se denomina en México “acahual”). Inicialmente se restablecen condiciones adecuadas de luz y sombra, humedad, físico-químicas y de estabilidad de suelo, que después permiten en secuencia la llegada de muchas otras especies. La regeneración natural puede ser acelerada a través de la ayuda humana, lo que se denomina Regeneración Natural Asistida. Esta consiste en eliminar barreras y amenazas al establecimiento y desarrollo de la vegetación natural, evitar incendios y hacer brechas corta-fuego, remover detritus del suelo para minimizar el riesgo de incendios, impedir que el ganado pisotee, destruya y consuma las plántulas de árboles, construir cercas para evitar la entrada del ganado, y, en algunos casos, plantar selectivamente ciertas especies pioneras para hacer más rápida la sucesión ecológica, y más valioso el ecosistema. Esto crea incentivos económicos en los dueños de la tierra hacia su conservación. La Regeneración Natural Asistida es la estrategia más costo-efectiva para la restauración de millones de hectáreas y el restablecimiento de la biodiversidad, así como de servicios ecosistémicos vitales. De hecho, puede lograrse a costos que son entre la tercera y la quinta parte de una reforestación.
Lo que se requiere para una Regeneración Natural Asistida es, primero, el acuerdo con los dueños de la tierra, ejidos, comunidades o propietarios individuales. Después, hacer una selección de los predios que van a quedar bajo Regeneración Natural Asistida. Preferentemente, deben ser aquellos que tienen las circunstancias de menor productividad agrícola, por su pendiente, lejanía, tipo de suelo o poca accesibilidad, así como de cercanía a parches de vegetación o de bosques naturales. En tercer lugar, se requiere un esquema de Pago por Servicios Ambientales a los propietarios, y el reclutamiento de campesinos para las tareas de cuidado, vigilancia y mantenimiento. De manera alternativa, los mercados internacionales de carbono ofrecen crecientemente oportunidades de financiamiento al valorar y remunerar económicamente la captura de carbono que se logra en un proceso de sucesión ecológica de acahuales y de restauración natural. Esto, sin embargo, exige observar requisitos estrictos de Adicionalidad y de no existencia de Fugas, así como procedimientos técnicamente complejos de monitoreo, verificación y certificación. “Sembrando Vida” tendrá que ser sustituido por un programa de este tipo a partir de 2024.