El gobierno del presidente López lleva al país a la quiebra. Los datos de México Evalúa son demoledores. Desde 2019 ha aumentado el déficit fiscal de 1.6% del PIB a 3.4% del PIB en 2022. Ha sido el gobierno con el mayor endeudamiento en los últimos cinco sexenios. En promedio, ha endeudado al país por más de 765 mil millones de pesos (MMDP) cada año, o 2.7% del PIB, lo que representa el doble de lo ocurrido en el gobierno de Felipe Calderón. En 2022 se registró el mayor endeudamiento neto de la historia (Requerimientos Financieros de Sector Público – FSP), llegando a 1.2 billones de pesos. Los fideicomisos públicos han sido saqueados.
A marzo de 2023 observaron un nivel 50% menor a lo registrado en 2018; se trata de recursos por más de 1 billón de pesos dilapidados, y que fueron legados por el gobierno de Enrique Peña. El Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) pasó de más de 380 MMDP en 2019, a menos de 38 MMDP en la actualidad. El Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF) fue esquilmado de aproximadamente 115 MMDP en 2019 a apenas 23 MMDP en junio de 2023.
Después de haber destruido el Seguro Popular, y de haber dejado sin cobertura médica contra enfermedades catastróficas a más de 30 millones de mexicanos, el gobierno del presidente López creó el Fondo de Salud para el Bienestar, que supuestamente lo sustituiría. Este Fondo (FONSABI) fue depredado, disminuyendo su saldo de 121 mil millones de pesos en 2020, a apenas 33 mil millones de pesos en junio de 2023. La rapiña también llegó al Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), que fue eliminado, y sus recursos, objeto de exacción.
Los ingresos tributarios apenas han crecido 5.5% en este gobierno, mientras que en el gobierno de Peña crecieron 14.7%, 20.3% en el gobierno de Caderón, y 45.7% con Fox. Si se descuentan los ingresos por cobranza, se observa que la recaudación tributaria cayó 3% con respecto a 2021, estando por debajo de los niveles registrados entre 2016 y 2019. Frente a esta recaudación raquítica, el gasto en pensiones llegará en 2023 a más de 1.2 billones de pesos. Las pensiones contributivas han aumentado en lo que va del sexenio en 213 MMDP, y las del Bienestar, 220 MMDP; el crecimiento total llega a los 433 MMDP, algo exorbitante, y a todas luces insostenible. Los ingresos crecen a menor ritmo. Con Fox aumentaron 6.4 veces más que las pensiones. La tendencia se invierte en el gobierno de López, y las pensiones han crecido 1.3 veces más que los ingresos (si se consideran las pensiones del Bienestar). Todo esto, de mantenerse, lleva a la ruina.
Lo anterior, mientras caen relativamente o se estancan el gasto en salud y en educación. En 2022 el gasto en salud (INSABI + IMSS Bienestar) se mantuvo 17 mil millones de pesos por debajo del promedio del sexenio de Enrique Peña. El gasto del FONSABI para atender enfermedades de alto costo cayó para todos los padecimientos, de casi 9 mil millones de pesos en 2018 a menos de 3 mil millones de pesos en 2021, y a casi cero en 2022. El tratamiento más castigado fue el cáncer infantil. En 2022, más de un millón de hogares (2.7% del total) incurrieron en gastos de salud catastróficos, 50% más que en 2018. Esto se debe en gran medida a la desaparición del Seguro Popular y del propio FONSABI. En paralelo, PEMEX recibió en 2022 subsidios y reducciones del Derecho de Utilidad Compartida por casi 350 MMDP en 2022, mientras que su patrimonio de (activos – pasivos) sigue siendo negativo, por casi 2 billones de pesos. Con respecto a la inversión física, si se descuentan las obras megalómanas e improductivas como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, en 2022, esta fue 40% menor a la del sexenio de Enrique Peña. El endeudamiento (RFSP) ha sido superior a la inversión, es decir, se está financiando el gasto corriente con deuda, lo cual es insostenible. Desde el comienzo del sexenio, en un preocupante proceso de militarización, el gasto en seguridad se ha concentrado en las Fuerzas Armadas, no en las policías. De hecho, se ha reducido considerablemente el gasto civil en seguridad, de 145 mil millones de pesos en 2018, a menos de 81 mil millones de pesos en 2023.
Se trata en general de un desfonde sistémico, y de tendencias insostenibles en pensiones, déficit y endeudamiento, y de una estructura de gasto totalmente distorsionada hacia subsidios clientelares y proyectos absurdos e improductivos, en un contexto de desmantelamiento de servicios públicos esenciales, de un abatimiento notable en la producción de petróleo, del debilitamiento financiero y operativo de las Empresas Productivas del Estado, de una recaudación cada vez más insuficiente, y de un costo creciente del servicio de la deuda. Es una herencia tóxica para el próximo gobierno.