Militarización de la corrupción

Nunca en la historia de nuestro país los militares se habían infiltrado de forma tan categórica en la vida económica y política, apartándose de sus tareas fundamentales. Nunca, un gobernante los había inducido a asumir tantas responsabilidades propias de la vida civil, incluyendo una miríada de instituciones, negocios, contratos y proyectos. Nunca, los militares habían sido beneficiarios de presupuestos astronómicos. Esto tiene y tendrá consecuencias gravísimas. Es algo sólo visto en regímenes dictatoriales como los de Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, Venezuela, Irán, y otros, en donde el poder del Estado tiene como contrafuerte el poder de las armas, garantizado por las propias elites militares. En esos casos, se trata de injertar el poder militar dentro del poder civil con la finalidad de tejer lazos de complicidad basados en la corrupción y la opacidad, y en una formidable extracción de rentas para los altos rangos castrenses, que garantice lealtad absoluta y apuntalamiento, por la fuerza, si es necesario, de un gobierno autoritario.