Transición energética y red de transmisión eléctrica

Las energías limpias solar y eólica han abatido sus costos casi 500 veces desde los años setentas del siglo XX. Desgraciadamente, esto no es suficiente para dejar atrás de una vez por todas a los combustibles fósiles; es preciso recrear las redes de transmisión eléctrica. En México, la red de transmisión tiene una longitud de más de 110 mil kilómetros, a través de montañas, planicies, ríos y ciudades. Es una formidable infraestructura desarrollada históricamente a lo largo de muchas décadas. Fue diseñada y construida para un sistema eléctrico basado en grandes centrales de generación con combustibles fósiles, y en menor medida, en enormes presas hidroeléctricas; todas ellas, disponibles casi todo el tiempo y capaces de entrar en operación de manera inmediata con el pulso de un simple interruptor. No obstante, un sistema eléctrico basado en energías limpias – que son intermitentes – exige una red de transmisión muy distinta, que integre a cientos o miles de plantas eólicas y solares distribuidas a lo largo y ancho del territorio. Debe reinventarse la red de transmisión. (Prioridad que ha sido despreciada por el gobierno del presidente López, que la ha extendido ¡menos de 40 kilómetros! y cancelado grandes proyectos de transmisión).