«Sembrando Vida» o el déspota ignorante

Las acciones de un déspota pueden ser atroces. Peor, cuando se trata de un déspota ignorante, y cuando se conjugan con soberbia, megalomanía y estulticia, y se motivan por una compulsión avasalladora de concentración de poder. El déspota ignorante despliega por todas partes sus obsesiones destructivas, y piensa que todo lo que él hace merece estar inscrito con letras de oro en el panteón nacional, y, desde luego, consagrado en la Constitución. Así ocurre con el programa de subsidios “Sembrando Vida”.