Mi Columna en "El economista"

Áreas naturales protegidas, realidad, frivolidad y abandono

Las Áreas Naturales Protegidas (ANP) son el instrumento más trascendente de política ambiental. Representan lo más valioso del capital natural de la Nación. (Parques Nacionales y las Reservas de la Biósfera, aunque existen otras categorías). En México, se han decretado 226 ANP. A diferencia de otros países donde gran parte de las ANP son propiedad pública, en nuestro país, las ANP son en una abrumadora proporción, propiedad privada: ejidal, comunal o individual. Esto, como resultado de la Reforma Agraria del siglo XX que entregó más de la mitad del territorio nacional a 30 mil ejidos y comunidades. El Estado se quedó sin tierra, y perdió en los hechos la soberanía sobre el uso del territorio, lo que iría a complicar tremendamente las políticas de planeación, ordenamiento y regulación territorial, y de creación de bienes públicos en materia de biodiversidad, recursos naturales, y valores escénicos y paisajísticos. Los derechos de propiedad privada (ejidal y comunal, e individual) que incluyen la explotación de la tierra y sus recursos, quedaron enfrentados con el interés público de conservación, lo cual se hizo manifiesto desde el cardenismo, cuando Miguel Ángel de Quevedo promovía el decreto de Parques Nacionales, mientras el presidente Cárdenas los repartía. Todo se hizo más difícil y confuso cuando en 1983 se modificó el Artículo 115 Constitucional para otorgar todas las facultades de regulación territorial a los municipios, en detrimento de la federación y de entidades federativas. Este es el complejo contexto en el que se crean y manejan ANP en nuestro país.

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Militarización de la corrupción

Nunca en la historia de nuestro país los militares se habían infiltrado de forma tan categórica en la vida económica y política, apartándose de sus tareas fundamentales. Nunca, un gobernante los había inducido a asumir tantas responsabilidades propias de la vida civil, incluyendo una miríada de instituciones, negocios, contratos y proyectos. Nunca, los militares habían sido beneficiarios de presupuestos astronómicos. Esto tiene y tendrá consecuencias gravísimas. Es algo sólo visto en regímenes dictatoriales como los de Cuba, Nicaragua, Corea del Norte, Venezuela, Irán, y otros, en donde el poder del Estado tiene como contrafuerte el poder de las armas, garantizado por las propias elites militares. En esos casos, se trata de injertar el poder militar dentro del poder civil con la finalidad de tejer lazos de complicidad basados en la corrupción y la opacidad, y en una formidable extracción de rentas para los altos rangos castrenses, que garantice lealtad absoluta y apuntalamiento, por la fuerza, si es necesario, de un gobierno autoritario.

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Agricultura moderna y biodiversidad

Debemos tenerlo muy claro. La agricultura y la ganadería han sido, en la historia humana, las principales causas de la destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad terrestre. Nuestro planeta posee alrededor de 150 millones de kilómetros cuadrados o 15,000 millones de hectáreas de superficie terrestre emergida (de la cual, el territorio de México representa el 1.3%). Casi la tercera parte carece naturalmente de vegetación ya que está ocupada por desiertos y glaciares. El resto, 70%, estuvo cubierta por ecosistemas naturales, como bosques y selvas, sabanas, tundras y matorrales, lo que constituía la superficie “habitable”.

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Pemex: azufre e impunidad

El petróleo mexicano tiene un alto contenido de azufre, que oscila entre 1 y 4% en peso, dependiendo de si se trata de crudos ligeros o pesados. Se procesan en las seis refinerías que operan en México un total de 800 mil barriles diarios en promedio. Una parte del azufre queda en los residuos de la refinación, principalmente combustóleo. El combustóleo tiene 4% de azufre, y se quema como combustible en las propias refinerías y en las centrales termoeléctricas de CFE. (También se exporta mezclado con petróleo ligero). Otra parte del azufre termina en productos de refinación como gasolina, diésel, gas LP y turbosina. Estos son objeto de hidrotratamiento para reducir las concentraciones de azufre con el objeto de cumplir con las normas ambientales de calidad de combustibles. Así, el azufre se transforma en Ácido Sulfhídrico (H2S) de alta toxicidad, con un olor característico a “huevo podrido”.

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El derrumbe de Pemex

Pemex representa un enorme pasivo para las finanzas públicas, la economía nacional, el medio ambiente, y la lucha contra el calentamiento global. Cada vez aporta menos a la oferta energética en nuestro país (combustibles líquidos, gas natural y coque de petróleo). Quema o ventea y desperdicia en la atmósfera volúmenes ingentes y crecientes de gas, lo que contribuye enormemente al calentamiento global. México es uno de los países que arrojan a la atmósfera mayores volúmenes de gas natural (Metano). Las emisiones contaminantes de sus refinerías degradan profundamente la calidad del aire, violando la normatividad ambiental (NOM-SEMARNAT-085), con cientos de miles de toneladas de Bióxido de Azufre y de partículas inhalables PM2.5 que son altamente tóxicas.

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Transición energética y red de transmisión eléctrica

Las energías limpias solar y eólica han abatido sus costos casi 500 veces desde los años setentas del siglo XX. Desgraciadamente, esto no es suficiente para dejar atrás de una vez por todas a los combustibles fósiles; es preciso recrear las redes de transmisión eléctrica. En México, la red de transmisión tiene una longitud de más de 110 mil kilómetros, a través de montañas, planicies, ríos y ciudades. Es una formidable infraestructura desarrollada históricamente a lo largo de muchas décadas. Fue diseñada y construida para un sistema eléctrico basado en grandes centrales de generación con combustibles fósiles, y en menor medida, en enormes presas hidroeléctricas; todas ellas, disponibles casi todo el tiempo y capaces de entrar en operación de manera inmediata con el pulso de un simple interruptor. No obstante, un sistema eléctrico basado en energías limpias – que son intermitentes – exige una red de transmisión muy distinta, que integre a cientos o miles de plantas eólicas y solares distribuidas a lo largo y ancho del territorio. Debe reinventarse la red de transmisión. (Prioridad que ha sido despreciada por el gobierno del presidente López, que la ha extendido ¡menos de 40 kilómetros! y cancelado grandes proyectos de transmisión).

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