Remover CO2 de la atmósfera, Bancos Centrales de Carbonos

¿Podemos enfrentar el calentamiento global a través de remover, quitar o capturar el CO2 de la atmósfera? La Tierra lo hace continuamente; captura CO2 de la atmósfera por medio de la fotosíntesis de plantas, algas y bacterias, y también de la intemperización y mineralización química de rocas que absorben CO2 y lo convierten en materiales carbonatados. Ambos procesos –fotosíntesis y mineralización– pueden ser replicados por el hombre. En principio, antes de las emisiones humanas, las concentraciones de CO2 en la atmósfera, si bien tenían ciertas fluctuaciones, se encontraban más o menos en equilibrio, lo que mantenía un clima relativamente estable. Es decir, la descomposición y respiración de organismos vegetales terrestres y marinos, el vulcanismo, y la desgasificación de los mares emiten CO2, mismo que, por otro lado, es atrapado por los propios organismos vegetales a través de la fotosíntesis, por la intemperización y mineralización de rocas, y absorbido por el océano. Las actividades humanas de quema de combustibles fósiles, deforestación y otras, introducen actualmente un desbalance y una acumulación neta en la atmósfera de 19 mil millones de toneladas de CO2 (199) anuales. Será imposible eliminar todo este saldo de emisiones antes de 2050. Por ello, es indispensable pensar en opciones para quitar, remover o capturar CO2 directamente de la atmósfera y reducir sus concentraciones.

China, dominio en vehículos eléctricos

La electrificación vehicular es pilar de la descarbonización de la economía global y de la lucha contra el calentamiento global, ya que los vehículos de combustión interna representan la primera o segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en casi todos los países del mundo (en México, la primera).

Implica una revolución tecnológica e industrial que está siendo dominada por China, lo que incluye la fabricación de baterías de litio; China produce el 70% de las baterías en el mundo. El gigante asiático entendió rápido el destino de la industria automotriz, pasó de un salto de los vehículos de combustión interna a los vehículos eléctricos (VE).

La Ruta de la Seda: desastre financiero y ambiental “Made in China”

Hace 10 años que el presidente chino Xi Jinping lanzó su iniciativa de la “Ruta de la Seda” (en inglés Belt and Road), el mayor y más ambicioso programa de desarrollo de infraestructura en la historia humana.

China ha prestado más de 1 billón (1,012) de dólares a más de 100 países con este esquema, lo que ha hecho palidecer toda la inversión occidental y de bancos multilaterales, y expandir las preocupaciones de Occidente sobre el creciente poder e influencia del gigante asiático. Se ha interpretado este programa como un tipo de diplomacia económica, pero ha resultado en una trampa de deuda para los países prestatarios, dado que los proyectos no han generado los rendimientos esperados.