Capitalismo, crisis climática y desacoplamiento

Se acostumbra afirmar que el capitalismo es el verdugo del planeta. No se considera que las economías centralmente planificadas o socialistas, fueron, por mucho, más degradantes y depredadoras. Sus consecuencias aún se sufren en China, Rusia, y en países de Europa oriental como Polonia, la antigua Checoeslovaquia y Ucrania. Desde luego que la expansión económica generada por el capitalismo desde el siglo XIX, de la mano de un explosivo crecimiento demográfico, de tecnologías basadas en los combustibles fósiles, y de una demanda exponencialmente creciente de alimentos, se relaciona con la crisis climática, de destrucción de ecosistemas, y de extinción de la biodiversidad. Capitalismo, progreso y disminución de la pobreza han sido trinomio indisoluble, el cual, se pensaba, era incompatible con la conservación de la naturaleza y la protección ambiental: visión, hoy se constata, ideológicamente equivocada.