Fraude Energético y Climático de México

El gobierno mexicano viola la ley y comete fraude contra las Naciones Unidas en materia climática y energética, muy en especial en el sector eléctrico. La generación de electricidad con combustibles fósiles es, en el mundo, la principal fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero causantes del calentamiento global. En México representa aproximadamente el 20% de las emisiones totales nacionales. Por ello, la producción y uso de energías limpias es la base de las políticas contra el cambio climático y de los compromisos de la mayor parte de los países frente al Acuerdo de París y la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). En el caso de nuestro país, la meta establecida en las Leyes de Transición Energética y de Cambio Climático, así como en nuestra contribución al Acuerdo de París (NDC) es generar el 35% de la electricidad con fuentes limpias para el 2024.

Capitalismo, crisis climática y desacoplamiento

Se acostumbra afirmar que el capitalismo es el verdugo del planeta. No se considera que las economías centralmente planificadas o socialistas, fueron, por mucho, más degradantes y depredadoras. Sus consecuencias aún se sufren en China, Rusia, y en países de Europa oriental como Polonia, la antigua Checoeslovaquia y Ucrania. Desde luego que la expansión económica generada por el capitalismo desde el siglo XIX, de la mano de un explosivo crecimiento demográfico, de tecnologías basadas en los combustibles fósiles, y de una demanda exponencialmente creciente de alimentos, se relaciona con la crisis climática, de destrucción de ecosistemas, y de extinción de la biodiversidad. Capitalismo, progreso y disminución de la pobreza han sido trinomio indisoluble, el cual, se pensaba, era incompatible con la conservación de la naturaleza y la protección ambiental: visión, hoy se constata, ideológicamente equivocada.

“Sembrando Vida”, Acahuales, Deforestación y Clientelismo

El programa “Sembrando Vida” es costoso derroche, improvisación, capricho presidencial, y perversa herramienta clientelar para comprar votos y voluntades en el campo mexicano. Y algo más grave: provoca deforestación, especialmente de Acahuales. Estos son bosques secundarios o ecosistemas de transición que se desarrollan naturalmente en tierras agropecuarias en desuso o que han sido abandonadas, las cuales se regeneran a lo largo del tiempo a través de procesos de sucesión ecológica, y que, si se les permite, después de un periodo determinado se reconstituyen como selvas altas, medianas o bajas, o como bosques mesófilos. Son obvias la pertinencia y urgencia de un programa agroforestal en Acahuales ejidales y comunales. También, la conveniencia de crear y multiplicar viveros para la producción de plántulas como insumo para actividades agroforestales, y que además promuevan la cohesión social en comunidades rurales. Sobre todo, porque, en principio, actualmente, es posible gestionar los Acahuales con flexibilidad, ya que la ley no los considera como zonas forestales permanentes sujetas a programas de manejo y a regulaciones burocráticas estrictas. Esto hace factible generar ingresos significativos a los campesinos por medio de agroforestería, respondiendo a la demanda de mercados locales, y también, de mercados nacionales e internacionales de carbono.

Cambio Climático y COP 27, Responsabilidades y Mentiras de México

México ocupa el décimo lugar en el mundo en emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), al contabilizarse emisiones no sólo vinculadas con la generación y uso de energía, sino también aquellas derivadas de actividades agropecuarias, metano y gases industriales, manejo de residuos y deforestación. Las emisiones de nuestro país son mayores que las de Brasil, Francia, Gran Bretaña, Reino Unido, e Italia, por ejemplo. México acoge aproximadamente al 1.7% de la población global, y casualmente, genera un porcentaje parecido del total de emisiones en el planeta. Las emisiones dependen de la población de cada país, del tamaño y estructura sectorial de su economía, de su matriz energética, de la distribución del ingreso y de la riqueza; también, de particularidades geográficas, y de distintas dotaciones de recursos naturales.