Metano y Mentiras

El metano (CH4) es un poderoso gas de efecto invernadero (GEI), cuyo potencial de calentamiento global es 80 veces mayor al CO2 a lo largo de un periodo de 20 años. El metano es responsable de al menos el 25% del calentamiento de la tierra atribuible a la acción humana. Por tanto, es obvio que abatir las emisiones de metano – además, desde luego, de las emisiones de CO2 – es un imperativo de política climática. Son varias las fuentes de emisión de metano. Sobresalen la ganadería de reses (27%), la producción de arroz (7%), la descomposición anaeróbica de la basura orgánica en tiraderos y rellenos sanitarios (11%), la minería de carbón (9%), y por supuesto, la industria del petróleo y gas (24%).

“Enterrar” CO2 para Combatir el Calentamiento Global

En la lucha contra el calentamiento global, tal vez no sean suficientes las políticas de reducción de emisiones para llegar a cero emisiones netas de CO2 hacia el 2050, como lo exigen la ciencia y el Acuerdo de París. Por ello, crecientemente, se presta atención a proyectos para recuperarlo o capturarlo directamente de las plantas industriales y “enterrarlo” a miles de metros de profundidad en formaciones geológicas estables. Esto se denomina Captura y Almacenamiento de Carbono (Carbon Capture and Storage, o CCS).

Mercado de Carbono, Capital Financiero al Rescate del Planeta

La agenda climática global asume como objetivos reducir 50% las emisiones de CO2 al 2030, y llegar a cero emisiones netas al 2050. (esto, como sabemos, para impedir que la temperatura del planeta aumente más de 1.5 -2.0 °C). Cerca de 200 países los han adoptado formalmente en el contexto del Acuerdo de París, junto con más de 1,000 grandes empresas multinacionales. Sin embargo, para muchas empresas, no es tecnológicamente posible o es incosteable lograr tales objetivos, como es el caso de cementeras, siderúrgicas, aviación y petroquímica.

Médicos cubanos, esclavitud en México

La dictadura cubana mantiene a la desdichada isla en la opresión, ruina y miseria desde hace 62 años, siendo la más atroz tiranía que haya existido en América Latina, y una de las más longevas de la historia global – sólo comparable a Corea del Norte. Sus herramientas de supervivencia son eficaces e implacables; incluyen represión brutal, adoctrinamiento comunista persistente, inteligencia y acción policiaca, uso de hordas civiles para sofocar la disidencia pública, espionaje vecinal a través de los siniestros Comités de Defensa de la Revolución, exilio forzoso, aniquilamiento total de las libertades políticas y de expresión, y pulsos migratorios para relajar selectivamente focos de disidencia.