¡Muera la Inteligencia!

¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte! fue la sentencia pronunciada por Millán Astray, general fascista, ante Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca en los inicios de la guerra civil española. Parece ser también el lema del gobierno del presidente López, empeñado frenéticamente en destruir instituciones, en desacreditar a la ciencia, y en embestir a las universidades y Centros Públicos de Investigación, así como a científicos, becarios, académicos y periodistas.